En 1990, Tim Berners-Lee puso a punto el protocolo HTTP que permitió el desarrollo de la World Wide Web, el objetivo era permitir el intercambio de información entre investigadores mediante sus computadoras. Pero una voluntad política determinada se apoderó de esta tecnología para ponerla al servicio de los poderes económicos. En esta década se consolidó la ‘ideología californiana’ que vimos en el módulo anterior. Por extraña que parezca esta fusión, bastaba con compartir dos de sus pilares ideológicos: el rechazo a la burocracia gubernamental y al Estado; y la creencia en la autorregulación y autogestión. Por tanto, en California se combina una orientación sociopolítica y cultural progresista en cuanto a libertades individuales y civiles, con una economía ultracapitalista que tiene como dogmas el crecimiento y la competencia.
La caída de la URSS y el consecuente fin de la Guerra Fría llevaron a Estados Unidos a implantar su proyecto de hegemonía mundial en esos años, conocido como la Globalización. En este proyecto, Internet iban a jugar un papel fundamental para interconectar al mundo entero, eso sí, bajo los parámetros impuestos por EE.UU, los del libre mercado. En aquella época, en 1993, la presidencia de EE.UU la ocupó Bill Clinton, con Al Gore como vicepresidente, quienes no andaban lejos de esta ideología barnizada de socioliberalismo. Al Gore promovió la High Performance Computing Act, una ley enfocada a mantener el liderazgo estadounidense en la industria de la ingeniería informática y de las telecomunicaciones mediante grandes inversiones en la red de banda ancha nacional para la investigación y la educación. Así se pusieron en marcha las ‘autopistas de la información’. Una vez colonizado el mundo físico, hubo que pasar a colonizar el mundo virtual para continuar la expansión y permitir un aumento del crecimiento económico y la acumulación de capital.
En este periodo se desplegó la ‘net economy’, cuando nacieron la mayoría de las corporaciones digitales que conocemos hoy, y muchas que se han quedado por el camino (a excepción de Microsoft y Apple). Por aquel entonces nació Yahoo. También Amazon, originalmente una plataforma destinada a la venta de libros, primera empresa de comercio electrónico a nivel industrial. En 1998 surgió Google, como un motor de búsqueda que indexaba los enlaces en función de su popularidad. Comenzó en ese momento, aunque tímidamente, el modelo de negocio de la publicidad online, mediante banners que aparecían en las páginas web. Se crearon infinidad de empresas que basaban su modelo de negocio en el entorno digital, dando rienda suelta a las inversiones de capital. Se fue creando así la burbuja de las puntocom. Dos ejemplos que dan cuenta de esta locura: Yahoo entró en Bolsa en mayo de 1997 por valor de 848 millones. En ese momento Amazon valía 438. En primavera de 1998, un año después, ambas cotizaciones se habían cuadruplicado. Y entre septiembre de 1998 y marzo de 2000 esto fue, a grandes rasgos, lo que le ocurrió a todas estas empresas de la ‘net economy’. Debido al exceso de proyectos y a la asunción excesiva de riesgos, en marzo de 2000 Nasdaq, en el pico, se derrumbó en una caída proporcionalmente similar a la del Crack de 1929.

En 1 de enero de 1994, el día que México llegaba al Primer Mundo con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, miles de indígenas mayas tomaron siete cabeceras municipales del estado sureño de Chiapas. Con el amanecer, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) inició un levantamiento armado que removió la política mexicana (y posteriormente la mundial) y difundió su “Declaración de la Selva Lacandona”, donde exponen sus motivos y declaran la guerra al gobierno mexicano exigiendo “trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz”. La respuesta del gobierno es aceptar la guerra y enviar toda su fuerza a Chiapas, con el consiguiente camino de represión y muerte. Por su parte, la reacción de la sociedad civil mexicana fue salir a la calle y manifestarse por todos los medios para que parase la guerra y el gobierno escuchase a los indígenas rebeldes. Uno de esos medios era Internet.
Nota: pueden activar subtítulos en el siguiente video.
Y fue el inicio de la rebelión zapatista, que tuvo a Internet como una de sus armas más novedosas. Así, el zapatismo utilizó la Red para difundir su mensaje y mantener conversaciones con cientos de actores sociales de todo el mundo, siendo la primera vez que un movimiento político lo utilizaba de forma masiva para comunicarse con el mundo, es decir, dando un uso político con fines emancipatorios a la Red. Un Internet de denuncia, de rebeldía,de lo social… más allá del uso académico o comercial. Había nacido la tecnopolítica. El levantamiento zapatista se produjo en una zona muy específica: Chiapas, aunque desde allí afecto al resto del mundo. Los y las zapatistas, principalmente mediante la Red, pudieron romper el intento del gobierno mexicano por aislarlos y alcanzar también a otros movimientos sociales y políticos de México y de todo el mundo.
En 1999 tuvo lugar la Contracumbre de Seattle. Fueron unas movilizaciones conocidas como antiglobalización o altermundialistas entre el 29 de noviembre y el 3 de diciembre de 1999 que se oponían a la organización de gobernanza global como la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el G8, habiendo percibido ya los efectos precarizados de los tratados de libre comercio, como el NAFTA, contra el que se habían rebelado los zapatistas, precisamente. Estas protestas son herederas del zapatismo y están fuertemente influenciadas por él. En Seattle se crea una red global de contrainformación llamada Indymedia (Independent Media Center). Utilizan Internet para crear webs abiertas a la contribución de cualquiera para que se creasen flujos de información alternativa y así esquivar el control de los medios de comunicación tradicionales.
En este enlace, puedes acceder a un texto de las compañeras de Indymedia Argentina donde hacen un repaso a las dos décadas de vida de este experimento mediático y político. Es una buena manera de ampliar conocimiento sobre este módulo directamente de la mano de sus protagonistas.
Texto de Indymedia Argentina