Internet nace en una época, los 60, marcada por una generación joven que se rebeló contra el modo de vida estadounidense que había imperado desde, al menos, el fin de la II GM: el american way of life. Ejemplos pioneros de ello son los escritores de la Generación Beat (William Burroughs, Allen Ginsberg, Jack Kerouac). Era una época de experimentación y liberación en todos los campos (sensorial, sexual, musical, político). Frente a la seriedad y la rigidez de la sociedad de consumo con sus instituciones tradicionales bien asentadas, la juventud puso en marcha un movimiento conocido como “contracultura”: un conjunto profundamente inestable de actitudes, tendencias, gestos, estilos de vida, visiones, placeres hedonistas, moralismos, negaciones y afirmaciones.
Este movimiento tuvo una aplicación expresamente política en la Nueva Izquierda, que rechazaba la ortodoxia dogmática del comunismo (soviético); y la cautela y el reformismo de la izquierda tradicional o socialdemocracia. Tenía un componente libertario que hacía hincapié en las acciones sociales más concretas que implicaran la libre participación y en la toma de decisiones en común. De ahí surgieron todo tipo de Nuevos Movimientos Sociales enfocados en el antimilitarismo, el feminismo, el ecologismo, el antirracismo, la diversidad sexual, el consumismo, etc. Uno de los ejemplos más destacados es la organización estudiantil Free Speech Movement, en la Universidad de California en Berkeley, conocida por ser un foco de activismo radical. Una vez más, la oposición a la Guerra de Vietnam fue uno de los polos de mayor movilización social. También tuvieron un papel muy importante las experiencias psicodélicas que se extendieron como métodos para ampliar la capacidad sensorial y “abrir las puertas de la percepción”.

Aunque California no fue el único foco de la contracultura estadounidense, también ciudades como Nueva York y Chicago, quizás fue San Francisco (Silicon Valley se encuentra ahí) el lugar más efervescente. Fue un caldo de cultivo para desarrollar propuestas que hicieran hincapié en la democracia local, la justicia social, la formaciones de comunidades, la transgresión de los roles de género, y la experimentación artística. Sirvió de inspiración para la ola de protestas globales del 68 que mencionamos anteriormente y que tuvo destacados episodios en París, Praga, Tokyo y México.
En este contexto, Silicon Valley que, como decíamos, había estado ligada a la industria armamentística-militar en las últimas décadas, rompió con esta dinámica, convencidos de que las tecnologías digitales tenían un componente emancipador. Se oponían frontalmente dos modelos: uno autoritario y centralizado, con un fuerte componente jerárquico; frente a uno libertario y descentralizado, enfocado en romper con las jerarquías y liberar a los humanos. Algunos de los pioneros de este segundo modelo (Steward Brand, The Whole Earth Catalogue, 1968-1972) comparaban la aparición de las computadoras con el LSD, y veían en ellas unas herramientas revolucionarias para desinstitucionalizar y desintermediar a la sociedad y empoderar a los ciudadanos. Sería la comprensión de la informática como un ámbito de alcance micropolítico. Es este el origen de la cibercultura, basada en la mediación horizontal, las radios comunitarias, revistas especializadas alternativas (fanzines), clubs de vídeo y de computadoras.

En aquel momento surge también lo que se conoce como el espíritu y la ética hacker. Este término, a pesar de la desvirtuación intencionada a la que se le ha llevado en la actualidad, tenía un sentido originario bien diferente y mucho más positivo. Hacker proviene de ‘hack’ (que viene a decir ‘golpe’, ‘corte’ o ‘hachazo’, en el sentido de una intervención ingeniosa que mejora la dinámica que se esté llevando a cabo). Por tanto, en sentido estricto, un hacker es aquel que tiene pasión y curiosidad por algo y cuyo objetivo es mejorar aquello que se ha encontrado: un carpintero puede ser un hacker. La finalidad de los hackers es liberar el conocimiento para ponerlo a disposición de los demás, de modo que puedan participar en su progreso. Sus elementos fundamentales pueden resumirse en:
-El acceso a las computadoras (y cualquier cosa que enseñe cómo funciona el mundo) debe ser ilimitado y total. Desmontar y construir sobre lo preexistente.
-Toda la información debe ser libre. En inglés sería free como ‘libre’, no como ‘gratuito’, como señala Richard Stallman, fundador del movimiento por el software libre, cuys reglas son: 0. Libertad para ejecutar el programa, con cualquier propósito; 1. Libertad para estudiar cómo trabaja el programa y cambiarlo según las necesidades; 2. Libertad de redistribuir copias; y 3. Libertad de mejorar el programa y publicarlo con las mejoras.
-Desconfianza en la autoridad y promoción de la descentralización.
-Juzgar por las capacidades no por títulos, edad, raza, sexo, o clase.
A lo largo de la década de los 70 se forman así las primeras comunidades (virtuales y no virtuales) de hackers (originadas en Boston pero también en California) en una suerte de comunitarismo digital. Sin embargo, esta intención comunitaria fue desintegrándose, en paralelo a la la irrupción del neoliberalismo (Thatcher y Reagan). La década de los 80 fue virando esta cibercultura hacia el individualismo más extremo y la apertura de las tecnologías informáticas a la sociedad impulsadas por el espíritu hacker tuvo que pasar por el mercado. De estas comunidades pasamos a figuras destacadas que tenían una autoconcepción profética o mesiánica. Gracias a sus avances e invenciones en este campo liberarían a las masas de su esclavitud. Surgió la figura del emprendedor libertario: un genio visionario opuesto a la autoridad y a las normas, e impulsado por su inspiración premonitoria que conduciría a la sociedad hacia el horizonte salvador. En aquellos momentos, La Rebelión de Atlas, novela de la pensadora Ayn Rand y paradigma de la crítica a cualquier tipo de regulación e intervención social o estatal, se convirtió en el segundo libro más influyente de EE.UU, tras la Biblia.
La “ideología californiana” es un concepto acuñado por Richard Barbrook y Andy Cameron que trata de sintetizar el pensamiento dominante en Silicon Valley. Se trata de una mezcla entre el determinismo tecnológico derivado de la cibernética y el individualismo extremo derivado del neoliberalismo, una especie de herencia hippie en su versión capitalista.
En este enlace podéis encontrar el texto original sobre este concepto traducido
Texto de Richard Barbrook y Andy Cameron, traducción por Javier Villalte para Nodo50