Quizá no necesites una web
Hacer una web es mucho más que hacer una web. O al menos, puede serlo.
“Quizá no necesites una web” es el motto de la organización Montera 34, y nos encanta porque encierra todo lo que este viaje trae consigo, visibilizando de forma nítida la posibilidad de que no te hayas planteado aún las preguntas adecuadas.
Para OFIC fue un proceso realmente intenso que nos puso a prueba en más de una ocasión.
¿Por dónde empezamos?
A finales de 2019, y tras un año desde el nacimiento de nuestra organización —Oficina de Innovación Cívica S. Coop.—, dábamos el paso de iniciar un proceso en el que no solamente queríamos poner en marcha nuestra web, sino que también incorporamos al reto el desarrollo de nuestra marca e identidad gráfica.
Todas las cartas estaban sobre la mesa. El estudio de diseño Tres Tipos Gráficos se encargaría del diseño de marca e identidad corporativa, y Club Manhattan nos ayudaría a ordenar nuestra estrategia comunicativa mediante sesiones de trabajo en grupo que facilitarían la reflexión colectiva de todo el equipo de OFIC.
Poco tiempo después, en marzo de 2020, quedamos paralizados como el resto del planeta ante la incertidumbre de la crisis sanitaria, y el proceso de puesta a punto de nuestra web y diseño de marca quedó en standby hasta nuevo aviso.
Pero Club Manhattan tenía un As en la manga: el diván.
El diván: transitar la duda
El diván, que en un principio surgió como una manera de surfear el momento de confinamiento y avanzar en este proceso (o eso nos hicieron creer), resultó ser el principal espacio de reflexión y pensamiento para el equipo de OFIC en lo que a su estrategia de comunicación respecta, y nos brindó la oportunidad de hacerlo de una manera muy especial.
Club Manhattan nos invitaba así a transitar una metáfora permanente sobre el desarrollo de nuestra web y nuestra comunicación.
En OFIC íbamos a habitar una isla común, y teníamos que construirla entre todas: ¿cómo vamos a hacer que el resto de las islas sepa de nuestra existencia?, ¿qué es lo que hacemos y quiénes la habitamos?, ¿construimos torres individuales para cada una de nosotras dentro de la isla o habitamos solamente un castillo común?, ¿qué tareas son más importantes en la fiesta de inauguración de nuestra nueva isla común?
Ejemplo de uno de los ejercicios impartidos en el Diván durante el proceso de la web. Club Manhattan (año 2021).
Preguntas aparentemente inocentes o incluso totalmente desubicadas del tema que nos tocaba tratar (desarrollar una web), pero sobre las que fuimos encontrando un hilo argumental que, a golpe de metáfora, encerraban toda una estructura de reflexión sobre cómo aterrizar los diferentes aspectos a organizar en nuestra comunicación —quiénes somos, qué hacemos y de qué manera pensamos—, y que los ponía en constante relación entre las percepciones individuales de cada una de nosotras y la percepción colectiva como empresa.
Lo interesante del proceso es que la metáfora del Diván nos ayudó a poder mantener conversaciones realmente complejas sobre cómo nos veíamos y queríamos ser vistos desde el yo (persona), el nosotras (equipo) y el todas (redes); pudiendo abordar este desafío desde el lugar seguro de la metáfora para coger distancia y confianza con el reto e incluso a afrontarlo con cierto humor.
Propuesta de categorización según escala de valores del crisol del yo, nosotras y todas.
Manual de Intuiciones Comunicativas (pg. 29). Club Manhattan (año 2021).
Y así, poco a poco, nos ayudó a desanudar el entramado de dudas y preguntas que teníamos por delante. Pero sobre todo, a plantearnos nuevas preguntas, mejores preguntas. A tratar de responderlas desde otros lugares, menos racionales, más intuitivos. La metáfora nos permitía afrontar el reto desde una mirada más calmada, y al mismo tiempo, más incómoda. Nos exigía más, pero anulaba posibles prejuicios de partida.
Pensar lento: un lujo necesario
Contar con el tiempo y el espacio para un proceso de este tipo resulta siempre una tarea difícil de plantear entre el huracán de reuniones, proyectos que desarrollar, o emails que responder, pero puede convertirse en un lujo completamente imprescindible para el buen funcionamiento de una organización o grupo de trabajo.
El diván, lejos de la inercia que generalmente provocan la mayoría de espacios digitales, nos permitía bajar el ritmo, pensar más lento. Reflexionar sobre las respuestas de nuestras compañeras y madurarlas. Un espacio de reflexión calmada totalmente necesario para un proceso largo e intenso.
Manual de intuiciones comunicativas
Finalmente, todas las aportaciones y reflexiones volcadas y maduradas entre todas las partes fueron recogidas en un documento al que le tenemos especial cariño: el “Manual de Intuiciones Comunicativas”.
Un documento que, ya desde su nombre, nos invita de nuevo a reflexionar sobre la posibilidad de que, no solamente no tengamos todas las respuestas, sino tampoco todas las preguntas.
Como mencionamos en el arranque del texto, “quizá no necesites una web”, pero transitar ese proceso, y hacerlo desde el interior de un diván, puede que sea la mejor de las excusas para dar forma a un proyecto colectivo.
Desde OFIC, te animamos a ello. 🙂