La heneraçión moyete

Andaluçê ponêççe en pie

Que con lâ luçê der pexo ençendíâ beremô

que no emô çido nunca

lo que nô diheron que fuimô.

No emô çido pobreçitô y baçayô

No emô çido orgaçanê y anarfabetô

No emô çido pobrê y dênnutríô.

Êtta noxe me eriho como hardinero del abeçedario

reibindico mi cuna como criçôh de identidadê

doy gloria a mi arma de hônnalero dêppoçeío

que açe de la rabia, baile

der lamento un cante

y der çufrîh argo mâh que arte.

Êccurpo en toâ mî palabrâ

a eçâ muherê çufridorâ

Madrê de lô uérfanô que yegan a çû côttâ

que yoran por quien no yora nadie.

Andaluçê ponêççe en pie.

Que ya êttá bien del rebuerto de trahediâ;

que çon çiglô teniendo que empacâh

a bûccarçe lâ migâ que caen en la boca:

Çiempre lâ mîmmâ cauçâ con lâ mîmmâ conçecuençiâ.

Antê reyê y caçiquê;

Oy otelê y cortihô.

Orguyo por comarê y comparê

que reçîtten çû corralâ

que fêttehan y yoran huntô;

que yenan huntâ la alaçena

Y en çû caçâ no fartan platô.

Váttagô de Aberroê y la Lola Florê

de lâ milê de miyonê de çélulâ

que mordearon lâ infinitâ formâ y colorê

de nuêttrô paiçahê y nuêttrô henê.

Andaluçê lebantaô

que no çomô la heneraçión der moyete

y el înno pa flauta durçe el 28 de febrero;

que çomô lô ihô del 4 de diçiembre,

del açeçinato a Caparrôh;

dôh miyonê de perçonâ arçando la bôh

reclamando una identidá çecuêttrá.

Que çomô la mahia

de cá uno de lô berçô de la Gata;

que çegimô çiendo

“lô niñatô çoñadorê

que imbentan fórmulâ definitibâh”

y çegimô quedando argunô

que creemô en lâ ideâ.

Tôh lô demâh êttán muertô.

Comío de mierda

Mira mostro,

no te adentres en estos jardines

que no se te ocurre idea de lo que pasa por debajo de la tierra.

Se perdieron todos los bandoleros

entre sus árboles de polvo con sabia turquesa.

No sé que esperas sacar

de esa promesa tan pegatina.

Me parece una excusa de mierda

decir que no éramos suficientemente jóvenes;

y me parece aún peor que me digas que los moldes

no se rompieron porque su argamasa estaba en las ideas.

¡Qué me quieres contar si seguimos esperando

a que venga el Señor supremo de todos los gorriones

-el que sirve de señuelo y rumbo de su vuelo-

-el que decide donde está bien puesto el nido-

a dar una explicación a todo este atolondramiento!

Los espantapájaros se arman hasta los huevos

y nosotros aún esperamos a que venga

el príncipe Revolución a salvarnos.

Como si nos hubiésemos creído a Disney

y a todo su devoto coro dominical.

Mira máquina,

No te deshagas en los charcos

que ni si quiera sabes lo que está pasando detrás de sus orillas.

Los engendros siempre se esconden

tras un telón de dientes con labios estirados.

Y ya han llorado suficientes madres tantas veces

que sus Cristos y Vírgenes llevan en huelga absoluta

toda su santísima eternidad.

La prueba de resistencia y dureza ya la hemos aguantado

y el psico-técnico constante al que nos tienen sometidos

ha demostrado que la cordura es la forma de represión

más cruel y sutil del hombre.

No hay cartógrafa capaz de dibujar el plan

que hace tiempo presentaron Audacia y Astucia

al comité suprasensorial de hipótesis e ideas.

Y al final de esta legislatura uni-guberna-mental

solo nos quedarán las constelaciones

mandándonos mensajitos de OSKM

a través de sus millares de estrellas.

Mira loco

deja los jardines y los charcos

que acabas fumando de todas las matas

y buceando por su pegajoso lodazal

hasta coger las perlas más tochas.

Así llegas siempre a casa empercodío

y tu madre me regaña

porque le tengo a su niño comío de mierda.

Las Ardenas

Avanzáis y mi conciencia se estira

más allá de los límites del cemento,

donde no me podéis encontrar

porque no tenéis mapas para diseñar

la última embestida,

la gran operación de búsqueda y captura

que se cierne sobre mis carnes.

No aceptáis que los colores de vuestros blasones

solo lo perciben vuestros polizontes,

los demás somos daltónicos,

y en cada esquina de esta casa

te encuentras tantos ciegos

como reyes tuertos.

Solo pueden sentir.

Sois la viscosa culpa y el error.

La presión que baja

cuando la marea recoge cable

soltando el tsunami que espero

contemplar con confeti y champán

desde la azotea más alta

que hayan construido mis neuronas.

Por tierra, mar y calles avanzáis,

levantando todas las raíces, algas y adoquines

haciendo estériles los valles

que en su día crecieron

en los pliegues de mis pieles

y que impidieron hacen muchos años

el avance de vuestras tanquetas.

Las Ardenas fueron insuperables.

Ya no me quedan pelos

de tanta fuga y escape,

los campos de concentración

no os sirven de nada

porque no alcanzáis mi paso.

Porque no habéis sido

capaces de derribar

este búnker de integridad

donde me escondo.

Ni sabéis cual es el antídoto

del veneno de mi atmósfera.

Juego en mi campo con mi público.

Yo no soy solo yo. Os he engañado.

*Versos de Ana Pérez Cañamares de Economía de Guerra

Mulhacén

Las ganas de superación

se me han quedado deprimidas

cuando no les concedí

título de calidad premium.

Ni si quiera se lo daré a póstumo.

He visto a más de un grano de arena

derrotar al temible Mulhacén,

y a un gólem de cinco metros llorar

porque se ha perdido

entre los pasillos del súper.

La rebelión de los personajes literarios

que custodian con amargura propia de soldado

unas trincheras carcomidas

por el tiempo estancado.

Tantos años defendiendo

su posición en las baldas,

y ahora salen por Espartaco

con el arte de la puta guerra.

Me apunta a la cabeza el cañón

de un revólver malhumorado,

que me exige que no mueva ni un solo punto,

y que no se desparrame ni una sola coma.

Mis ganas de superación se han asfixiado

porque más de un terrorista

les ha tapado nariz y boca

con una bolsa de plástico

para evitar que llegue yo

tan echado para adelante

a decirle a todo Cristo

que todos cargamos cruces

y que a todos nos pesa

más o menos, tonelada por año.